Normalmente, hablamos de cómo debe ser un opositor. La constancia y la paciencia de la que deben hacer gala o la actitud positiva que tienen que mostrar ante lo que para muchos, es la oportunidad de su vida. El fruto de su esfuerzo y la garantía de un puesto de trabajo estable.
Así es, el opositor es quien cuenta con la atención de todo lo relacionado con las oposiciones. Sin embargo, desde Preparador Oposición de Infantil, nos han hecho ver el punto de vista del preparador. El profesor o profesores, con los que cuenta el opositor, para aprovechar sus recursos y resolver sus dudas a la vez que aprende y prepara esa carrera de fondo.
La figura del preparador, cae a un lado quedando al margen de todo lo que conlleva opositar. No obstante, se trata de alguien muy relevante en el camino del opositor. Sin un buen preparador que te acompañe y motive, puedes rendirte fácilmente ante la primera caída.
A la hora de preparar una oposición, sea de la categoría que sea, puedes optar por hacerlo por cuenta propia o contar con el apoyo de un preparador. El preparador puede formar parte de una academia o ser un particular. En cualquiera de los casos, el profesor que elijas para acompañarte durante este largo camino, debe reunir, igual que el propio alumno, una serie de requisitos.
Lo primero que debe valorarse es si el preparador realmente está preparado para enseñar. No es conveniente que el mismo preparador, se limite a explicarte o leerte los temas y mandarte a casa a que te busques la vida con la información.
Por lo general, las clases de la oposición suelen ser semanales, de ahí que un buen preparador, tenga en cuenta que a lo largo de esa semana, el opositor necesite resolver dudas o ampliar temas. El preparador debe estar pendiente y tener en cuenta este hecho.
Debe contar por igual, con una buena capacidad para gestionar y responder dudas de todo tipo. A los opositores les entra el miedo al fracaso en numerosas ocasiones. Un buen preparador, debe saber cómo ayudar al opositor a superar esos temores, entre otros.
Cualidades de un buen preparador
Una de las características que en principio, pueden parecer negativas, es la sinceridad. Pese a que pueda parecer lo contrario, que el preparador sea sincero ante las expectativas del opositor de obtener una plaza, ayudará a que no se haga falsas ilusiones y con ello, fracase al primer intento fallido.
Un buen preparador de oposiciones, debe saber animar a la vez que con su sinceridad sobre las posibilidades de obtener una plaza, pone los pies del opositor en la tierra.
La plaza no te la puede garantizar nadie. Ni el profesor, ni el compañero, ni siquiera tú. Pero si estás bien preparado, las posibilidades aumentan notablemente. Dentro de los opositores, los hay muy buenos y los hay no tanto. No se trata tanto del conocimiento que uno posea, si no de como encauzarlo para presentarse a una oposición. El preparador, debe ayudar al opositor a alcanzar ese objetivo.
Fijar objetivos plausibles y aceptables. Es decir, ser realistas. Evitar crear falsas expectativas en el opositor y marcarle las metas que han de irse superando a lo largo de esta carrera de fondo. Cada opositor cuenta con unas circunstancias particulares, por tanto esas metas deben marcarse a tenor de esas circunstancias. La diversidad de opositores y oposiciones, complican un poco esta tarea a un preparador, ya que debe unificar y homogeneizar sus clases. De ahí, que un buen preparador, ayudará a sus alumnos de forma individualizada con pautas generalizadas: cada uno tiene sus ritmos, sus tiempos y sus circunstancias. Pero hará saber al que menos posibilidades tiene, la realidad para así, poder ayudarle en los puntos que más necesite.
El propio formador debe ser exigente y riguroso a la hora de corregir las tareas de sus alumnos. No cabe lugar a error en este aspecto. Los ejercicios que componen los exámenes de oposición difieren en gran medida de los ejercicios a los que se acostumbra a los alumnos en otro tipo de estudios. Practicar este tipo de ejercicios es una de las claves para poder abordar la prueba. Las exigencias que ponga el preparador, aumentarán el nivel del estudiante.
De máxima importancia resulta el hecho de que el propio preparador cuente con material didáctico propio. Un preparador que posee su propio temario, es plenamente conocedor de la oposición que prepara. Quiere decir que posee todo el conocimiento interiorizado y por tanto, es capaz de trasmitirlo con coherencia y claridad. Un buen preparador tiene que estar muy bien preparado.
Si además esos materiales los adapta al opositor, el beneficio es doble. Deben ser temarios que se desmarquen en originalidad, siendo lo mismo se puede ser diferente. Sabrá filtrar sus propios contenidos, separando el grano de la paja, para que el alumno, aproveche el tiempo y asimile los conceptos necesarios en lugar de llenar la cabeza de información vana.
Algo que también debe conocer bien el preparador es el propio funcionamiento interno de los lugares donde se celebra la oposición. Conocer desde dentro el futuro lugar de trabajo del opositor, ayuda enormemente a este a conocer los aspectos más relevantes del puesto y por tanto lo que buscan en la oposición. No en vano, muchos de los mejores preparadores de oposiciones, son o han sido funcionarios.
Al mismo tiempo, ha de saber cómo es el funcionamiento y los criterios de valoración de los propios tribunales. No es necesario ni obligatorio que el preparador hay formado parte de alguno de ellos, pero sí debería tener conocimientos al respecto de este punto. Realmente, los tribunales valoran los exámenes según un criterio diferente que el que se publica en la convocatoria. Si el preparador tiene acceso a esa información. Ese conocimiento, será muy ventajoso para el opositor.
Planificar cada fase del estudio es otro aspecto que debe cuidar el preparador. Tener organizado todo el plan de estudios y seguir esos pasos firmemente, aumentan la posibilidad del opositor. Esa planificación debe ser individualizada, salvo perfiles similares, en ese caso puede compartirse en pequeños grupos.
Por último, uno de los aspectos más importantes a la hora de saber si tienes un buen preparador de oposiciones delante. Su propia formación académica y experiencia laboral docente. Para formar a otros hay que tener un profundo conocimiento de la materia. Saber plantear cuestiones y resolver dudas a un mismo tiempo. En el caso de no conocer algún punto, saber dónde buscar la información es lo que marca la diferencia. Numerosas veces, el que no sabe la respuesta no sabe por dónde buscar. Un buen formador, debe saber.
Está versatilidad, la otorga la experiencia, la inquietud y querer saber y compartir. Evidentemente un buen preparador de oposiciones, al igual que un buen maestro o profesor, debe ser generoso en lo que a compartir el conocimiento se refiere.
Por lo tanto, tanto para los que quieren ser preparadores como para los que buscan uno, tener en consideración estos aspectos es fundamental.
Un opositor que busca un preparador, está depositando en esa persona toda su confianza. Puesto que lo que está en juego es su futuro. Las horas que va a pasar el opositor preparando su carrera, deben estar guiadas por la mano de un profesional. Este a su vez, hará las veces de mentor, de coach y de poli malo.
El buen preparador, buscará también en su alumno esa capacidad de aprendizaje. La entrega y la constancia y por supuesto, exigirá que siga sus enseñanzas para que el tiempo invertido por parte de ambos, de su fruto.