El otro día leí un artículo donde denominaban a los datos, el oro del siglo XXI. La verdad es que no sabía por qué podrían llamarlo así, pero cuando leí más, comprobé la importancia que tiene en el día a día un simple dato. Ahora, los datos son generados por sensores que se encuentran en millones de dispositivos, máquinas, vehículos e, incluso, las luces de la calle. Si bien mantener esta cantidad de datos fue alguna vez costoso y difícil, las capacidades de almacenamiento crecieron y los costos cayeron, y así los datos almacenados son ahora un recurso renovable. Con esta capacidad de reutilizar los datos y darles nuevos propósitos, podemos continuar con su análisis y transformarlos en nueva formas de producir conocimientos valiosos que permitan ahorrar tiempo y dinero e, incluso, salvar vidas.
Si bien los datos se encuentran en todas partes y su omnipresencia y utilidad están mejorando nuestras vidas de diversas maneras, muchas personas no comprenden qué son, de dónde provienen, cómo se pueden utilizar ni el potencial enorme que tienen por naturaleza.
¿Pero qué son exactamente los “datos”? ¿Quién o qué los genera? ¿Qué posibilidades tienen de mejorarnos la vida? ¿Cómo hay que usarlos para obtener un máximo beneficio? ¿Y cómo podemos asegurarnos de usarlos de maneras que sean compatibles con nuestros valores e inquietudes?
En la historia
A lo largo de la historia, siempre hemos reunido datos y los hemos utilizado para colaborar con el avance de la sociedad. Pero muchas veces, los datos eran demasiado escasos. Hoy, tenemos la suerte de poder extraer más datos del mundo que nos rodea —datos cargados de mayor significado, recopilados en formas más útiles y que generan resultados más deliberados. Los datos dejaron de ser un recurso escaso para convertirse en un recurso fundamental, renovable y cada vez más abundante. El volumen de los datos comerciales a escala mundial, en todas las empresas, se está duplicando ahora cada 1,2 años.
Análisis
Los datos tienen valor solo cuando son comprensibles; de otra forma, no son más que un montón de observaciones aleatorias. Solo se puede lograr la comprensión de los conocimientos que contienen los datos si se combinan el ingenio humano con un software innovador.
Si bien el mundo es cada vez más autónomo, siguen siendo necesarias la curiosidad personal, las habilidades humanas y el trabajo intenso para liberar las respuestas del interior de los datos. Primero, para que puedan ser útiles, es necesario limpiar los datos binarios. Según un cálculo aproximativo, los científicos de los datos pueden pasar entre el 50 y el 80 por ciento de su tiempo preparando rebeldes datos digitales antes de que puedan ser explorados para encontrar piezas útiles.
Toma de decisiones
El surgimiento de los análisis de datos en tiempo real está permitiendo también una toma de decisiones autónoma para ayudarnos a nosotros, o a las máquinas que utilizamos, a tomar decisiones mucho más rápido y con mayor precisión. Ya muchas empresas automotrices de Estados Unidos están diseñando vehículos cargados con cientos de sensores, telemática y conectividad en tiempo real para permitir los grandes avances logrados en el estacionamiento autónomo. Los fabricantes de autos están potenciando las herramientas de análisis en tiempo real que permiten evitar choques de manera autónoma y desarrollar autos que se conducen solos. Dichos avances podrán, algún día, salvar vidas con una reacción más rápida y confiable ante las situaciones en comparación con lo que podemos hacer los humanos.
Pero como aseguran desde CamerData, “la innovación de los datos no implica solo aumentar el crecimiento económico. También se trata de alimentar un poderoso motor nuevo de creación de empleo y un multiplicador potente de la fuerza de trabajo”.
La innovación de los datos ha demostrado que tiene la habilidad de aumentar la productividad. Las empresas que ya están realizando una toma de decisiones guiada por los datos informan un aumento de entre el 5 y 6 por ciento en la productividad. Si, al utilizar los datos más efectivamente, podemos lograr ganancias aunque sean pequeñas en un amplio rango de industrias a fin de que puedan ser al menos un 1 por ciento más eficientes, los economistas estiman que pueden sumarse alrededor de 15 millones de dólares al PIB global para el 2030. Esto equivale a incorporar otra economía de los EE. UU. Un aumento de la productividad del 1 por ciento puede parecer poco, pero tal como lo expresa el Director Ejecutivo de General Electric, Jeff Immelt: “dile a un hombre del sector del petróleo que puedes usar software para ahorrarle un uno por ciento en algo, y ese hombre será tu amigo para toda la vida”.