La trucha pertenece al grupo de los pescados azules. Es un alimento rico en potasio, fósforo, selenio, magnesio y vitaminas del grupo B.
Este pescado aporta 108 mg por ración de 100 gramos, casi lo mismo que la leche. Su piel es plateada y su coloración cambia en función de la edad.
Los expertos explican que la trucha es muy buena fuente de ácidos grasos Omega 3. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) recomienda la media de 250 mg de ácidos omega 3.
Este pez de agua dulce puede ayudarnos a adelgazar. Según un estudio publicado en la revista Nutrients ha descubierto que la dieta FAWGT, por su siglas en inglés, es rica en fibra alimentaria, ácidos grasos monoinsaturados y vitaminas C y E.
Estos investigadores explican que puedes adelgazar tomando fruta, aguacate, grano entero y trucha.
«En los países de la Europa Mediterránea, un modelo dietético saludable basado en el consumo de aceite de oliva, nueces, vegetales y pescado seguido desde hace milenios ha demostrado en las intervenciones capacidad para reducir los niveles de lipoproteínas ricas en triglicéridos», dicen los autores.
Incluso, la trucha ayuda a cuidar los huesos y a reducir la inflamación, por lo que las personas con artritis pueden apostar por este pescado.
100 gramos de este pescado contiene 7 gramos de vitamina D. Los expertos explican que esta vitamina ayuda a prevenir la osteoporosis, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, la enfermedad de Alzheimer, la presión arterial alta y algunos tipos de cánceres.
Sus grasas son saludables y protegen el sistema cardiovascular. Otra de las ventajas es que no contiene mercurio en sus tejidos. La trucha es un potente antioxidante y favorece la absorción del calcio.
Incluso, combate el envejecimiento porque contiene dimetilaminoetanol, un ingrediente vegetal que se usa en la industria cosmética para hidratar la piel.
Es un alimento idóneo para las personas diabéticas y las embarazadas, gracias a la presencia de vitamina B12.
También ayuda a la regeneración de los músculos y es fundamental para el buen funcionamiento del tiroide. Decidí probar la trucha aragonesa en Teruel, ya que es un plato saludable y tradicional.
Los cocineros del Hotel Villa María preparan el pescado con una salsa a base de pimienta, cebolla, laurel, vino blanco y limón.
La trucha representa el 70% de la pesca en la comunidad de Aragón. El bacalao al ajorriero es otro plato que puedes degustar en Teruel y se sirve en cazuela de barro.
«Como pasa a menudo en las recetas antiguas, su origen no está del todo claro, pero se atribuye a los arrieros, encargados de transportar mercancías en mula u otros animales de carga. Tiene cierta lógica, porque el salazón es un método que les permitía tener un bacalao de larga conservación y añadirle las verduras que se fueran encontrando por el camino para conseguir un guiso reconfortante y sabroso, que con una hogaza de pan para untar debía saber a gloria mientras llevabas 12 mulas desde Castilla a Galicia», informan desde
EL PAÍS.
Los ingredientes que se necesitan para elaborar este plato son: ajos, cebolla, bacalao, aceite de oliva y huevos.
Se fríen varios trozos de bacalao en la sartén. Luego, en un mortero se mezclan los ajos, las yemas de huevo y las patatas cocidas. Se integran todos los ingredientes y se pone unos minutos en el horno.
El bacalao es un pescado blanco de aguas frías del norte y destaca por un alto contenido en proteínas de alto valor biológico. Ayuda a reducir los niveles de colesterol y es rico en potasio.
Era el único pescado que se podía conservar durante varios años. Las personas que quieren perder peso pueden consumir este producto, ya que apenas contiene grasas.
La gastronomía de Teruel está basada en productos autóctonos y de cercanía. Es imposible no visitar esta ciudad y no probar los huevos al salmorrejo.
Su preparación consiste en freír la longaniza, el lomo, las costillas o los chorizo curados, y meterlos en botes con aceite y ajos. En esta receta no pueden faltar los huevos ni los espárragos.
Es un plato tradicional de la región que se elabora en una cazuela de barro. A la hora de emplatar, es fundamental que los huevos queden entre la longaniza y el lomo.
En el entorno rural vas a poder disfrutar de los productos de temporada y de los huevos ecológicos. La granja en la que viven estas gallinas no utiliza ningún producto químico. Además, se alimentan de un pienso 100% natural y ecológico.
Apuesta por este alimento porque contiene antioxidantes, ácido fólico, selenio, hierro, yodo y zinc. También aporta vitaminas (A, B2, Biotina, B12, D, E y K ).
Varios estudios han comprobado que
el huevo contiene unos pigmentos que previenen la degeneración macular y la formación de cataratas.