La tortilla de patatas nació en la ciudad de Villanueva de la Serena (Badajoz), en el siglo XVIII.
«En la historia de la tortilla de patatas tenemos centrado su nacimiento en Villanueva de la Serena, pero su descubrimiento, como los grandes descubrimientos que ha habido en el mundo, es un poco por casualidad y por necesidad», dice el cronista oficial de la localidad, Antonio Barrantes.
En ese momento se empezó a utilizar la patata porque se quería incorporar algún producto que llegara a todas las capas sociales.
Que aunque ya se conocía este tubérculo, «no era un alimento de necesidad para la población porque incluso se consideraba negativo y alimento de los animales», comenta el cronista.
Se intentó introducir la patata «pero no como elemento principal sino como complemento a la harina» para sustituir ese producto que era «caro y escaso», explica.
El fisiócrata y abogado José de Tena y Godoy se le ocurrió mezclar la harina de trigo en partes proporcionales con harina de patata.
«Cuando ve en la sartén que aquello crece y tiene un gusto que todo el mundo que lo prueba se admira, lo que hace es publicarlo en el Seminario de la Agricultura que iba dirigido a los párrocos», argumenta Barrantes.
Cuando fisiócrata dice que «si esa combinación se mezcla con el huevo, daría entonces el mejor fruto de sartén que se ha conocido». ¡Ya conoces el origen de la tortilla española!
La tortilla de patatas es una elaboración tradicional de la gastronomía de España. Puedes elegir la tortilla con y sin cebolla, hecha o poco hecha, frita o pochada.
El informe anual sobre tendencias de comida a domicilio publicado por Just Eat, explica que la tortilla de patatas gusta casi al 100 % de los españoles, un 71% la prefieren con cebolla y un 56% le gusta poco hecha.
El cocinero Karlos Arguiñano revelaba que para conseguir una tortilla de patatas perfecta, él utilizaba seis huevos, tres patatas, una cebolla y un pimiento verde.
La cebolla aporta a la tortilla un sabor dulzón, pero también jugosidad. Si quieres preparar la tortilla de patatas te aconsejamos la patata Monalisa, porque absorbe poco aceite y también es ideal para hervir.
Se cuece antes que otras, ya que esta variedad contiene una proporción bastante equilibrada entre agua y almidón.
También puedes usar la patata Kennebec, por su baja proporción de agua hace que absorba menos aceite y que quede blanda por dentro, pero crujiente por fuera.
Debes pochar las patatas a fuego fuerte, es decir, a unos 160 °C hasta que queden blandas. Si quieres que quede crujiente puedes freír las patatas. Así, que evita las recetas que se hacen con patata hervida.
El aceite más utilizado para freír ha sido el de girasol y el de oliva. El segundo resiste mejor a las altas temperaturas y su oxidación es menor. Escoge un aceite de oliva suave o un aceite de girasol alto oleico.
Si no sabes voltear la tortilla, puedes darle la vuelta con un plato, con un diámetro más grande que el de la sartén y plano para que no se rompa la tortilla.
Utiliza una buena sartén antiadherente, ni muy grande ni muy pequeña. Durante la cocción, es aconsejable ir haciendo movimiento hacia adelante y hacia atrás para que no se pegue a la base.
Antes de darle la vuelta es importante que la superficie inferior tiene que estar bien cocinada. También hay «giratortillas» con un mango resistente, para usar en sustitución del plato.
El diario ABC informa que «uno de los errores más comunes es tapar la tortilla aún caliente y según los expertos estos solo hace que la tortilla se cueza en sí misma».
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