Los alimentos más ricos pero que pueden dañar tus dientes

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Todos tenemos nuestros placeres gastronómicos. Por ejemplo, un dulce por la tarde, una bebida bien fría, o ese toque salado que le da vida a cualquier plato. Pero lo que muchas veces ignoramos es que algunos de los alimentos más ricos también son los que hacen más daños a nuestros dientes.

Ahora bien, tenemos que dejar claro que no se trata de dejar de comerlos, sino de conocer sus efectos para poder comerlos con moderación y cuidar nuestra salud bucal. Porque es algo que también es importante.

Dulces pegajosos

Hablar de caramelos, gomitas y más cositas dulces es volver a mi infancia. Esa infancia de los años 90 que tanto disfrute.  Aquí podemos meter los caramelos duros y las gomitas. Esas que son irresistibles, especialmente para los niños. En mi caso me pasaba horas y horas masticando chicles, de esos duros que era tan famosos.

Ahora bien, está claro que su textura pegajosa hace que se peguen fácilmente a los dientes. Aquí es cuando las bacterias se quedan en nuestra boca porque se alimenten del azúcar y produzcan ácidos que desgastan el esmalte dental. Además, los caramelos duros pueden causar fracturas si se muerden de forma incorrecta.

Yo siempre recuerdo que siendo ya un jovencito me comí dos caramelos tan duros que tuve que ir a una clínica dental. En este caso cuando entre por la puerta HQ Tenerife sus profesionales me dejaron claro que necesitaba implantes unitarios. Algo que está indicado en los casos en los que el paciente ha experimentado la pérdida de una pieza dental o cuenta con algún diente muy deteriorado que necesita ser reemplazado.

Refrescos y bebidas azucaradas

Una bebida gaseosa bien fría puede parecer el complemento perfecto para una comida rápida, pero su combinación de azúcares y ácidos es tremenda para los dientes. Estas bebidas reducen el pH de la boca, y lo que hace es desmineralizar del esmalte y, en casos extremos, pueden conducir a la erosión dental.

Cítricos

Naranjas, limones, pomelos… y todos los que quieras. Son frutas que aunque ricos en vitamina C, estos frutos también contienen altos niveles de ácido cítrico, y esto está claro que puede debilitar el esmalte dental. Lo ideal es no cepillarse los dientes inmediatamente después de consumirlos, ya que el esmalte estará más vulnerable.

Pan

Aunque el pan no parece tan peligroso, ya os podemos decir que almidón sí es peligroso. Ya que se descompone rápidamente en azúcares simples que se quedan para toda la noche a los dientes. Aquí tenemos que incluir chips, galletas saladas y otros snacks también se deshacen en partículas finas que se meten entre los dientes, creando un festín para las bacterias, llegando el famoso sarro.

Vino tinto y café

En mi caso son bebidas muy populares y que me gustan mucho, pero su consumo frecuente puede teñir los dientes. Y yo también doy fe de ello. El vino tinto, además, contiene ácidos que pueden desgastar el esmalte. El café, aunque no es ácido, favorece la aparición de manchas y el mal aliento. Para esto es lo mejor una limpieza de dientes.

En mi caso me gustó mucho porque los efectos son visibles desde la primera sesión y, si bien sus resultados no duran de por vida, sí son muy notables en los primeros meses tras el blanqueamiento dental. En este aspecto, es crucial la colaboración. Hay que tener fuerza de voluntad, ya que cuanto mejor sea la higiene oral tras la aplicación del tratamiento, más duraderos serán los resultados.

Aunque no existe un límite respecto al número de blanqueamientos dentales que se puede hacer un paciente, lo ideal es que sea un experto en blanqueamiento dental quien valore la idoneidad de renovar el tratamiento.

Las piezas dentales amarilleadas son las que mejor responden al tratamiento, con resultados excelentes. Las piezas grisáceas que han sufrido manchas por tetraciclinas son algo más complejas. Sin embrago, en ambos casos se podrá conseguir siempre un mejor aspecto y tono que antes de comenzar el tratamiento. La verdad es que es algo que ha cambiado mi vida  y desde ese día ya puedo sonreír mejor.

Como te decíamos al principio, no se trata de eliminar por completo de nuestra alimentación estos alimentos, sino lo que tenemos que hacer es disfrutarlos pero con cabeza. Como en muchas cosas de la vida, el equilibrio es la clave. La recomendación es que cuides tus dientes, ¡y ellos te lo agradecerán, sabes cómo, pues con una sonrisa blanca y saludable.

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