Cuando nuestros hijos se hacen mayores, nos enfrentamos a diferentes situaciones que nos hacen sentir de muchas maneras, y sin duda, la sensación que experimentamos cuando nuestros hijos deben ir a la universidad es una de las más agridulces que existen. Por una parte, nos sentimos felices por el hecho de poder celebrar dicho logro académico de la persona que hemos criado con tanta ilusión, pero por otro, sentimos incertidumbre y miedo, ya que nuestro pequeño deberá iniciar una nueva etapa en su vida probablemente lejos de su casa y de nosotros.
Así es; uno de los temores más comunes acerca de la partida del hijo hacia la universidad es la experiencia de vivir lejos de casa, y, sobre todo, el hecho de saber que nuestro hijo vivirá de forma independiente a tan temprana edad rodeada de personas que no siempre son buena influencia. Ante este contexto nace una cuestión que se le pasa por la cabeza a más de un padre para evitar el desastre: ¿sería buena idea dejar a nuestro hijo en una residencia universitaria, o, por lo contrario, lo mejor sería evitar a toda costa que éste no pernoctara en tal ambiente?
En este artículo hemos buscado solucionar las dudas de la mejor forma posible, así que ¡no te lo pierdas!
Beneficios de las residencias para los universitarios.
A pesar de que a todo padre puede sentirse abrumado ante tal situación, las residencias universitarias no son siempre tal y como aparecen en las películas. Es cierto que los adolescentes suelen sentirse algo “rebeldes” ante la idea de estar solos rodeados de sus amigos y sus colegas, pero no todos son así, ni a todos les inspira lo mismo la experiencia de la residencia universitaria.
Más allá de lo que pueda parecer, como bien saben los profesionales de LARRÚ RESIDENCIAS, dicha experiencia también conlleva una serie de beneficios para nuestros hijos, entre las cuales destacamos:
- Comodidad y conveniencia.
La comodidad académica que aporta una residencia universitaria a un estudiante no tiene comparación; tienen la biblioteca cerca, pueden estudiar en cualquier lugar y, sobre todo, no necesitan ir a casa de su amigo a pedirle los apuntes ¡pues los tienen al lado!
Además, es importante destacar que la mayoría de las personas solemos concentrarnos mucho mejor cuando nos encontramos en un ambiente de estudio o trabajo común, en lugar de estar solos.
- Ambiente social.
Las residencias son un punto de actividad social en toda regla; en ella tu hijo podrá conocer a personas de diferentes culturas, orígenes y ramas de estudio. Las personas necesitamos sentirnos conectadas y apoyadas por los demás, y si bien estudiar no es lo primero que se le pasa por la cabeza a un adolescente, debemos entender que fomentar este tipo de ambientes puede favorecer su interés por el estudio.
- Apoyo académico.
Además de tener acceso completo a bibliotecas y recursos académicos, algunas residencias ofrecen servicios de apoyo para estudiar tales como tutorías, grupos de estudio y sesiones individuales de asesoramiento académico.
- Desarrollo personal.
Vivir de forma independiente en una residencia también nos hace madurar en muchos aspectos, ya que nos incita a desarrollar habilidades como la gestión del tiempo, la resolución de problemas y la convivencia con personas de diferentes trasfondos.
- Seguridad.
Aunque a primera vista parezca que no, lo cierto es que, si tu hijo se aloja en una residencia universitaria en lugar de alquilar un piso compartido, estará mucho más seguro de muchas formas: en las residencias existen normas que cumplir y medidas de seguridad, por lo que cual tu hijo no tendrá tanta “libertad” como pensamos a la hora de saltarse las clases o hacer una fiesta ¡créeme!
Razones por las que los padres piensan que es una mala idea.
Tras observar las razones que sí nos impulsarían a tomar la decisión de dejar a nuestro hijo en una residencia universitaria, debemos contrastar las malas ideas que nos impiden tomar una decisión:
- “Nos gastaremos el dinero para nada.”
Los gastos universitarios ya suponen un esfuerzo económico importante para la mayoría de las familias, lo cual les hace sentir aun más presión ante la idea de llevar a su hijo a una residencia universitaria, ya que sienten que, si su hijo no rinde o no se lo toma en serio, será una pérdida de dinero.
- “Mi hijo puede estar en peligro”.
Algunos padres pueden preocuparse por la seguridad y el bienestar de su hijo al vivir lejos de casa; sobre todo, temen que su hijo esté expuesto a influencias negativas, como el consumo de drogas o de alcohol, lo cual les mantiene preocupados la mayoría del tiempo que están separados de él.
- “No está preparado para vivir solo”.
Vivir en una residencia universitaria no supone vivir en una casa con todo lo que conlleva; sin embargo, los padres no podrán cerciorarse de si su hijo estudia, come cuando debe o duerme y descansa todos los días. Sin duda estas preocupaciones son las que dan a pensar a los padres que su hijo no es lo suficientemente maduro para vivir esta experiencia.
- “Yo lo pasé fatal.”
Si los padres tienen experiencias negativas propias o conocen casos de problemas en residencias universitarias (como las novatadas) pueden ser más propensos a verlas como una mala idea para sus hijos.
Conclusión final.
A pesar de que podemos sentir inquietud e incertidumbre acerca de las residencias universitarias, debemos entender que la personalidad de nuestro hijo puede darnos alguna pista acerca de si podemos sentirnos o no seguros; si nuestro hijo se muestra responsable y preocupado por sus estudios, no debería ser mala idea optar por la residencia universitaria si la universidad está muy lejos de casa. Asimismo, si notamos algún cambio es importante actuar rápidamente para poder evitar que pase por malas experiencias.
De igual forma, si nos preocupa mucho este tema, podemos hablar con nuestro hijo para decantarnos por una universidad más cercana o estudiar opciones de transporte.
Sea como sea, nuestro hijo debe pasar su adolescencia, y en algunos momentos no podremos estar cerca de él. Por ello lo más importante es inculcarle en todo momento los valores adecuados para que éste no actúe de forma indebida y se cuide en todo momento.